Recientemente nombrado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, la historia de San Miguel de Allende data de 1542, época en la que fue un punto importante en el comercio de la plata.
Su arquitectura colonial ha enamorado a muchos y sus galerías y variadas tiendas entretienen durante horas. La mezcla cultural del pueblo ha dado pie a una rica gastronomía, desde puestos callejeros hasta restaurantes gourmet.
Uno no puede quedarse sin caminar sus calles empedradas, visitar sus mercados o subirse a una terraza para apreciar los bellos atardeceres en la Sierra Madre.